Compañía Minera Canadiense Ordena el Desalojo de Comunidades Indígenas

El Estor, Izabal, y Panzós, Alta Verapaz; Guatemala.
Enero 8 y 9, 2007. Parte III de V.
Tema: Tierra / Minería

A tan solo unos días después de celebrar el año nuevo, un combinado de aproximadamente 800 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y miembros del ejército desalojaron a cinco comunidades indígenas en los departamentos de Izabal y Alta Verapaz. A pesar de que los procedimientos se llevaron a cabo pacíficamente, las acciones ordenadas por la Compañía Guatemalteca de Níkel (CGN) amenazan con desestabilizar la frágil paz social de la región. La CGN es subsidiaria de la compañía transnacional minera Skye Resources, la cual tiene su sede en Vancouver, Canadá.

La mina de EXMIBAL, antecesor del actual proyecto denominado Fénix manejado por la CGN, causo gran polémica en la región durante los 36 años de conflicto interno que sufrió el país de 1960 a 1996. Durante la primera mitad de la guerra interna, miles de indígenas Mayas de la etnea Q’eqchi’, los cuales habitan hasta el 90 por ciento de la región, fueron desalojados violentamente de sus tierras ancestrales para emprender el proyecto. Aquellos desalojos dejaron miles de victimas. Hoy, muchos de los sobrevivientes de aquellas injusticias vuelven a sufrir un desalojo forzado causado por actividades mineras.

El gobierno actual del Presidente Berger se adhiere a una estricta política neo-liberal la cual mantiene en su agenda principal el desarrollo de mega proyectos como el de Fénix en El Estor, Izabal. Por lo tanto, comenzando un año electoral en el cual potencialmente podría darse un cambio de gobierno que no enfoque prioridad a este tipo de proyectos, es de gran interés para la CGN al igual que el gobierno actual de emprender la fase de extracción antes de fin de año – el cual coincide con la inauguración de una nueva figura presidencial a cargo.

Los desalojos de esta semana desafortunadamente se asimilan a aquellos terribles eventos históricos que todavía se mantienen muy claramente en la memoria de millones de guatemaltecos. Al igual que durante los desalojos de los años 60 y 70, agentes federales y miembros del ejército nacional se utilizan en contra de la población local mientras reciben órdenes que favorecen una compañía transnacional de capital extranjero.


Caserío La Unión. El Estor, Izabal.

La primera comunidad en ser desalojada fue el Caserío La Unión, donde unas 100 familias en extrema pobreza sobrevivían a través de agricultura de subsistencia. La Unión se encuentra dentro del casco urbano en la cabecera municipal de El Estor.

Desde un principio hubo confusión e ambigüedad en cuanto al proceso de desalojo, ya que el documento presentado por el fiscal Rafael Andrade Escobar no incluía apropiados datos geográficos que identificaban el lote donde se ubica La Unión como uno con orden de desalojo. Alfredo Cacao (izquierda), miembro de la Defensoría Q’eqchi’, organización no-gubernamental la cual provee y aconseja con ayuda legal a miembros de la comunidad Q’eqchi’ en el área, argumenta a favor de un amparo temporal el cual permita el esclarecimiento de los documentos.

Desafortunadamente para los residentes de La Unión, el fiscal Rafael Andrade Escobar rechazó las peticiones y llevó a cabo el desalojo de los comunitarios que la CGN percibe como invasores.

Una práctica muy criticada de la CGN ha sido la contratación de vecinos Maya Q’eqchi’ que residen en municipios cercanos para realizar trabajos que pueden llegar a causar conflictos comunitarios. Decenas de hombres pertenecientes al también costero pueblo de Mariscos llegaron en varios camiones de la empresa para limpiar los terrenos de chozas, cultivos y cualquier otro artículo. Estas acciones, similares a las que se presentaron durante el conflicto interno, amenazan seriamente el desarrollo de resentimientos entre poblaciones vecinas.

Don Rene, unos de los varios líderes comunitarios, observa como empleados de la CGN desmantelan su pequeña vivienda. “La compañía nos prometió trabajo” expresa él, “pero en lugar nos desalojan de nuestras casas.”

Mientras tanto, Jesusa Ixtecoc Juarez suplica por su pequeña vivienda: “¡Yo estoy sola! Si me muero esta noche bajo la lluvia será por que ustedes se llevaron mi casa de palo que me costó 25 Quetzales [unos 3 dólares US].”

Don Marcelino, otro miembro comunitario de la tercera edad, intenta rescatar una de sus pocas pertenencias: su cama.

Concepción Kim Tiul, esposa de don René, no pudo contener su furia y declaró: “¡Nuestros hijos necesitan un techo! ¿A dónde vamos a ir? ¿Al monte? ¡Nosotros somos indígenas! ¡Somos Q’eqchi’! ¡Esta es nuestra tierra! … Ellos creen que somos tontos ¡Pero no! Así como la compañía nos echó de nuestras casas, nosotros también vamos a echar a la compañía de nuestras tierras.”

Comunidad de La Pista. El Estor, Izabal.

Después de terminar el desalojo en La Unión, la larga caravana se dirigió hacia la comunidad de La Pista, localizada a las afueras de la cabecera municipal. Su nombre proviene de la pista aérea construida por EXMIBAL la cual se encuentra dentro de la misa finca. Fue aquí que un pequeño grupo de campesinos establecieron su pequeña comunidad, justo al borde de la carretera.

Sin embargo, al llegar, la aldea había sido completamente abandonada. Empleados de la CGN rápidamente destruyeron lo que quedaba y quemaron los escombros.

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